Relato. Baraja.
Yo siempre había confiado en ella, nada me hacia pensar lo contrario.
Oía sus palabras a pie juntillas.
Jamás las cuestionaba, sentaban cátedra. ¿Por qué no confiar y ser su cómplice?
Sus insinuaciones puestas en mi cabeza eran pequeños versículos.
Nada me hacia desconfiar, ni las lenguas mas afiladas que me insinuaban lo vulnerable que yo era al verbo.
Todo eso se acabó.
Sin más.
Una tras otra fueron cayendo sus enrevesadas palabras sobre mí, y empecé a ver, que el rojo que ella describía era simplemente un mangeta subido.
Yo que le había dado techo y alimento.
Todo vale en el juego.
Todo hasta que tiré la baraja y salí del circulo en el que las palabras ya no tenían valor.
A veces es mejor tirar una baraja que contar las cartas que faltan.
Porque...para qué quedarse con la baraja si ya no quieres jugar.
Etiquetas: reflexiones
2 comentarios:
que precioso relato ¿ dé dónde viene y a dónde vá ?
eres tú ? es ella? qué más dá.
Touchè totalmente touchè
Pues tienes razón con lo de la baraja... ¿para qué atesorar cosas que ya no queremos?
Quedé en mandarte mi relato y la trifulca, lo recuerdo...
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